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Viajar por el mundo me abrió la mente

Dicen que viajar te abre la mente. Es que viajar, muchas veces es mucho más que vacacionar. Es sumergirse en otras culturas, idiomas, idiosincrasias, religiones, sabores, olores, texturas y sonidos. De repente podemos encontrarnos en lo más alto de una montaña o en el centro de una gran metrópoli; en total soledad o rodeados de una multitud.

Quien viaja colecciona experiencias y eso va dejando huellas en sus pensamientos, su forma de ver el mundo e incluso lo lleva a comparar y analizar su propio entorno.

Son muchos los fundamentos que apoyan la idea de que viajar expande la mente. Uno de ellos es el hecho de que viajar nos saca fuera de nuestra zona de confort, nos obligamos a sumergirnos durante un período de tiempo en otra cultura.

En muchos casos, tenemos que recurrir a otro idioma o incluso a las señas para hacernos entender.

También se dice que viajar es una experiencia enriquecedora, dado que nos lleva a expandir nuestro acervo: nos encontramos con nuevos sabores, paisajes totalmente diferentes, nos deslumbramos con el arte y la arquitectura, la riquísima historia de cada civilización, descubrimos otras costumbres, y nos asombramos al ver qué distintos y qué parecidos podemos ser los seres humanos.

Otro de los aspectos en que viajar puede beneficiarnos es que nos permite hacer una especie de reset mental. Al encontrarnos en un contexto totalmente diferente al de nuestra vida cotidiana, es lógico que nos alejemos de las preocupaciones del día a día, y empecemos a relajarnos.

Una tarde frente al mar, en una playa paradisíaca, ¡es suficiente para quitarle el estrés a cualquiera! Así, tomando distancia, serenando nuestros pensamientos, también podemos enfocarnos mejor en los temas que nos preocupan y tomar mejores decisiones.

A la vuelta del viaje, es muy probable que tengas la motivación necesaria para tomar decisiones vitales importantes.

Los cambios positivos en tu personalidad no son los únicos efectos de viajar. La necesidad de adaptarse a un entorno nuevo y el estrés que produce fuerza a nuestro cerebro a adaptarse y crecer.

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